These are, without a doubt, exceptionally hard times, and not just for every one who senses that she is a potential victim of the deathly COVID-19, but for the species as a whole imperiled by its own recklessness. What is more, the danger posed by the novel virus is only the most recent symptom of a far-wider planetary disease brought about by our personal and species-wide alienation from life. We, the self-proclaimed masters of the universe are being brought to our knees by a lowly virus and other malignant outcomes of our own disharmonious, aberrant ways.
The joint alienation of our species from life expresses itself in a multitude of tribal and personal identities (both secular and religious) permanently at odds with each other and, therefore, endlessly prone to insecurity, violence, and suffering. Our ongoing identification with exclusive claims to separate cultural and psychological existence is an infectious mental virus that is inexorably leading us towards extinction, and only the realization that life is our only common ground can avert this tragic fate. In other words, the survival of our species demands the dissolution of whatever fantasy of special tribal and personal distinction is maintaining our mental isolation from others and life itself.
The rather simple still life images below represent moments of quiet reverence for the humblest life forms and objects that at every instant silently ask us to observe how their presence accompanies and graces ours. Life is one and sacred, and humble adoration is the only proper, healthy, sane, human stance.
——————————————————————————————————————————————————————————————————————————
Estos son, sin duda, tiempos excepcionalmente difíciles, y no solo para los que nos sentimos víctima potenciales del mortal COVID-19, sino para la especie como un todo cuya supervivencia peligra por su propia imprudencia. Lo que es aun peor, es que el peligro que representa el nuevo virus es solo el síntoma más reciente de una enfermedad planetaria mucho más amplia provocada por nuestra aislamiento personal y la alienación conjunta de la especie de la totalidad de la vida. Nosotros, los autoproclamados maestros del universo, estamos siendo puestos de rodillados por una infección viral y otros resultados malignos de nuestras propias aberraciones y falta de harmonia con el resto de la existencia. La alienación conjunta de nuestra especie se expresa en una multitud de identidades tribales y personales (tanto seculares como religiosos)en permanente desacuerdo entre sí y, por lo tanto, inevitablemente propensos a la inseguridad, la violencia y el sufrimiento. Nuestra identificación continua con formas diferentes de aislamiento cultural y psicológico es un infección mental que nos esta conduciendo inexorablemente hacia la extinción, y solo la percepción de que la vida es lo único que tenemos en común puede evitar este trágico destino. Dicho de otra forma,la supervivencia de nuestra especie exige la disolución de cualquiera que sea la fantasía de distinción especial que esta manteniendo nuestro aislamiento mental de los demás y de la vida misma. Las naturaleza muertas que se muestran a continuación representan momentos de silenciosa reverencia por los objetos y formas de vida más humildes que en cada instante silenciosamente nos piden que observemos cómo su presencia acompana y realza la nuestra. La vida es una y sagrada, y la adoración mas humilde la única postura humana adecuada, sana y cuerda.